martes, 4 de abril de 2017

GENEROSIDAD Y TRABAJO COLABORATIVO


   Siguiendo adelante con nuestra apuesta por la mejora de la difusión de las actividades formativas del CFIE, intentamos sacarle el máximo partido a las redes sociales. En este caso, Twitter. La idea surgió precisamente de conocer y compartir. En el CRA El Valle, estuvimos de visita con motivo de la certificación TIC, y José Luís Martín, nos enseñó una guía de Twitter que habían elaborado para el cole para entregar a las familias en la reunión inicial del curso. Me pareció una idea genial, eso sí que es buscar los mejores canales para comunicarse con las familias. Se me ocurrió que el equipo de asesores del CFIE de Ávila podíamos hacer algo parecido, lo comenté con mis compañeros y les pareció una excelente iniciativa. Nos parece muy importante utilizar este canal de información, darlo a conocer como herramienta de información y aprendizaje, porque una red social junto con una herramienta de curación de contenidos bien utilizada, contribuye a nuestra autoformación, esa formación no formal, no reconocida en créditos o méritos pero que nos hace crecer profesionalmente. Si la damos a conocer entre el profesorado, de alguna manera contribuimos a la mejor formación de nuestros docentes. Después, hablé con José Luís para comentarle que queríamos adaptar su guía a nuestro centro y no tuvo ningún problema en compartir el documento. Ahí es dónde voy, a la importancia de la colaboración, la cooperación y la generosidad, en pensar en el fin último de las acciones, en preguntarnos ¿qué mejoramos con esto?. A veces mejorar algo supone arriesgar, cambiar rutinas muy arraigadas que continúan por inercia y también un poco de esfuerzo, pero sobre todo hace falta tener mucha ilusión y entusiasmo. Cuando hay un equipo de trabajo, cuando sumamos lo mejor de cada uno y todos trabajamos en la misma línea podemos conseguir lo que queramos. Eso implica también valentía para asumir los retos, humildad para reconocer las equivocaciones, y mucha fortaleza para superar los obstáculos, que algunas veces no son pocos.
   Manejar esta revolución de la era de la colaboración en la que dejemos de trabajar aislados para transformarnos en cooperantes y colaboradores requiere de nuestro tiempo y esfuerzo y de implicación a todos los niveles de la organización, y sólo así conseguiremos la adaptabilidad e innovación que hacen falta para crecer como docentes en un mundo de cambios veloces del que la educación no puede mantenerse al margen. Lo más importante es que como docentes somos modelos para nuestros alumnos, y poco a poco a ellos les irá calando este espíritu de trabajo.
   Confiemos en que esta cultura colaborativa y este espíritu de cambio vaya calando poco a poco, y que el liderazgo dentro de los equipos no se derive de la autoridad por la posición que se ocupa, sino de actuaciones proactivas basadas en la pasión, la constancia, la autoconfianza y la capacidad de decisión. Porque la innovación no es un riesgo, ni un lujo, es una necesidad.

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